La historia cuenta cómo unos pilotos alemanes e ingleses sobreviven a
una batalla aérea para después verse forzados a convivir en una aislada
cabaña de las montañas noruegas alejados de cualquier vestigio de
civilización y alejados también de la guerra que se está librando en
Europa.
Las dificultades del invierno pondrán a prueba a los soldados, que
inevitablemente acabarán colaborando para salir con vida, a pesar de ser
enemigos. La escasez de alimentos y las condiciones climáticas serán
los nuevos adversarios a abatir. Los alemanes, que un principio se
mostrarán fríos y distantes con sus compañeros de habitación ingleses,
poco a poco irán cediendo en camaradería compartiendo todos los recursos
disponibles con sus prisioneros.
Rupert Grint, el archiconocido Ron Wesley de la saga de Harry Potter
ofrece aquí un papel más dramático con un personaje bravucón que busca
hacer desesperar a los pilotos alemanes a base de criticar las
costumbres germánicas y de limpiarse el trasero con las páginas de Mein Kampf.
Sin embargo, es en Florian Lukas, el teniente Horst Schopis, en el que
recae la mayor carga argumental, pues la evolución de su personaje es
clave para que el espectador pueda comprender la estupidez de la guera y
la importancia de una amistad.
A pesar de situarse en una etapa tan cruel como fue la Segunda Guerra
Mundial, la obra posee un gran optimismo y el tema es tratado desde un
punto de vista pacifista alejado de la política. Prácticamente todas las
escenas del film cuentan con diálogos divertidos y amenos que relajan
la tragedia que los personajes están viviendo.
La terrible experiencia terminará por ser enriquecedora para ambos
grupos aunque la realidad bélica se impondrá finalmente cobrando su
peaje particular, no en vano la historia narra un suceso real, aquí no
hay ningún final made in Hollywood.
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